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Un debate que fue una vergüenza para los argentinos

Los candidatos a vicepresidente, mayoritariamente se dedicaron a atacarse más que a explicar propuestas para sacar a Argentina adelante. Una guerra de egos que no le importa a los que no llegan a fin de mes y sufren la crisis.

Victoria Villarruel, Luis Petri, Agustín Rossi, Florencio Randazzo y Nicolás Del Caño, los participantes del debate. Foto: Fotomontaje.

El miércoles por la noche se llevó a cabo el debate entre los cinco candidatos a vicepresidente de la nación argentina, que lograron superar las PASO y participarán de las elecciones presidenciales generales, con sus respectivas fórmulas presidenciales. La producción del programa del canal de noticias TN, "A dos voces", fue quién se encargó de organizar este debate para que los candidatos a vicepresidentes expongan sus propuestas de campaña y expliquen a la sociedad argentina cómo piensan gobernar y resolver los problemas que tiene el país.


El debate vicepresidencial estuvo muy lejos de ser de altura, propuestas e interesante. Si bien antes se presentaba como un debate que era merecedor de ver, lo cierto es que se convirtió en un cambalache, en donde los políticos se dedicaron a insultarse y atacarse entre ellos, más que proponer soluciones para Argentina y explicar cómo van a arreglar los problemas económicos, inflacionarios, de seguridad y en el ámbito social.


Fue una falta de respeto para los padres de familia que no llegan a fin de mes, que sufren la inseguridad y caminan con miedo por las calles, en un país que tiene 60% de pobreza, tres dígitos de inflación, una devaluación del peso de 1250% (desde que asumió el gobierno de Alberto Fernández, Cristina Fernández de Kirchner y Sergio Massa en diciembre de 2019 hasta la actualidad), el sexto más miserable del mundo, con un salario mínimo de 157 dólares mensuales, una inseguridad galopante que creció especialmente en la ciudad de Rosario y el país es el 18° más inseguro del planeta, de acuerdo a datos de Numbeo, por mencionar algunos de los problemas que más inquietan a los argentinos.


En lugar de debatir propuestas para mejorar a Argentina, en casi todo el debate se dedicaron a sacar los trapitos sucios al sol de cada uno. El peor fue el kirchnerista Agustín Rossi (candidato a vicepresidente de Sergio Massa), quién mayoritariamente atacó a Victoria Villarruel (candidata a vicepresidente de Javier Milei) con descalificaciones como "mosquita muerta", y se metió con su padre fallecido, además de que los demás candidatos lo refutaron muchas veces con cosas ciertas de la pésima gestión kirchnerista. Además de que la candidata del libertario también atacó ferozmente al kirchnerismo, más que hablar de propuestas como la dolarización (el caballito de batalla de Milei), y explayar cuales serían los gastos que recortarían del estado para achicar el deficit fiscal. En esa línea de no explicar soluciones económicas, anduvieron los cinco candidatos, quienes no se mostraron serios en ese rubro.



Tal vez el más correcto de los cinco fue Luis Petri (candidato a vicepresidente de Patricia Bullrich), quien en medio de la gresca entre Victoria Villarruel, Agustín Rossi y el comunista Nicolás Del Caño (candidato a vicepresidente de Myriam Bregman) se mantuvo serio y firme en sus convicciones. Sin embargo, de la nada empezó a atacar a Villarruel tratandolá de "ñoqui" por no haber presentado un solo proyecto en seguridad. Con ella tuvo una discusión en la que Villarruel negaba lo afirmado por Petri. Más que pelear, Petri debió proponer, aunque fue el que más propuso de los cinco, más allá de que también careció en parte de cómo va a realizar dichas propuestas (menos que el resto de los cuatro candidatos a vicepresidentes).


Otro que estuvo correcto y sereno fue el peronista Florencio Randazzo, que en línea con Petri explicó algunas propuestas, pero sin tanta profundidad y con el agregado de que apoyó al kirchnerismo bastantes veces desde su lugar como diputado nacional, lo que hace que su discurso carezca de confianza.


Por último, el comunista Nicolás Del Caño es el mismo de siempre en los debates: un "revolucionario" de izquierda, que nunca puede interpelar a los argentinos con su discurso trotskista obsoleto y que ha demostrado ser un fracaso a lo largo de la historia. Además, siempre se lo ve desordenado para hablar en los debates. Es el mismo Del Caño que casi nadie toma en serio.


No hubo ganadores


La gente quiso escuchar el debate entre candidatos a vicepresidentes con el afán de que estos expliquen cómo piensan arreglar los problemas de Argentina y que metolodgía utilizarán para ello. Y como en muy pocas ocasiones eso pudo verse, y en casi todo el debate los candidatos se dedicaron a atacar a su rival político más que a proponer, entonces no hubo ningún ganador más que el descalabro y el circo político que hunde a Argentina.


Además, lo más llamativo, es que ninguno de los candidatos tomó el ejemplo de Daniel Noboa, quién en Ecuador aprovechó el debate presidencial para sumar votos y fue la gran sorpresa de las elecciones de ese país. En dicho debate, solo se dedicó a decir cómo va a llevar a cabo sus propuestas y nunca atacó a ninguno de sus rivales políticos, lo cual los ecuatorianos premiaron con el voto.



Si la clase política no se toma los problemas en serio, entonces Argentina será un país que pronto desaparecerá.

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