Este domingo, el candidato oficialista y conservador, Santiago Peña, ganó por 15 puntos ante el socialista Efraín Alegre, y será el próximo presidente de Paraguay. El país guaraní lleva 11 años sin la izquierda en el gobierno.
En un contexto en el que los últimos años marcaron una fuerte avanzada del comunista Foro de Sao Paulo sobre Latinoamérica, Paraguay pareciera que es un país que vive una situación totalmente distinta. Es que en este país la izquierda ni siquiera compite electoralmente con serias chances de gobernar. En este sentido, Santiago Peña (del histórico Partido Colorado) ganó las elecciones presidenciales con el 42% de los votos.
Quién salió segundo en la contienda electoral fue Efraín Alegre, candidato del Partido Liberal (aunque es un partido de centroizquierda), quién tuvo cierto apoyo del socialista Fernando Lugo (ex-presidente paraguayo, apadrinado por el Foro de Sao Paulo, que tuvo que irse de la ser presidencia antes de tiempo por ser destituído por inmoral). Alegre obtuvo el 27% de los sufragios, muy lejos de lo que vaticinaban las encuestas, las cuales ponían a Alegre hasta como ganador.
El tercer lugar lo obtuvo el nacionalista de derecha Paraguayo Cubas, quién sorpresivamente sacó el 22% de los votos. Es decir, la aparición de este candidato morigeró la abrumadora derrota de la izquierda paraguaya, ya que los sufragios de Cubas son mayoritariamente votos que perdió el Partido Colorado.
En este sentido, el jóven Santiago Peña, de 45 años de edad, será el presidente paraguayo de los próximos cinco años. Sin dudas dio un duro golpe al comunismo internacional y al Foro de Sao Paulo, que sufrieron una tremenda derrota en Paraguay, uno de los grandes bastiones de libertad de Latinoamérica, en donde la izquierda no gobierna hace 11 años. Reemplazará al actual presidente Mario Abdo Benítez, quién también es de centroderecha, aunque este último prefería a Arnoldo Wiens como candidato a presidente y no a Peña, quién ganó las elecciones internas del Partido Colorado para luego ganar las elecciones presidenciales.
Postura ideológica de Santiago Peña
El electo presidente paraguayo es un político que cree que la economía debe ser libre y abierta al mundo, lo que haría que cree al menos 500 mil puestos de trabajo (cómo prometió en campaña política). Además tiene una propuesta que es la de reducir la drogadicción en Paraguay, como así también facilitar préstamos para que los habitantes de su país puedan acceder a una vivienda.
Lo más lindo es que Santiago Peña, al parecer, reflexionó sobre las implicancias negativas que tiene la Agenda 2030 para la soberanía y los fuertes valores morales que posee Paraguay. Hace seis años, el públicamente se manifestó a favor del matrimonio igualitario (que dos personas del mismo sexo se casen) y que el aborto sea debatido. Sin embargo, en una entrevista dada el 8 de enero de este año para el canal Telefuturo, dijo claramente que se opone a las exigencias globalistas de la Agenda 2030, que pretenden imponer el aborto y la ideología de género, y todo globalismo progre. "Paraguay es un país que defiende a la familia y el derecho a la vida desde la concepción", afirmó.
Paraguay es un bastión conservador en el mundo, no solo en temas de libertad económica y una sana libertad de vida, sino también en cuestiones de valores. Mientras varios políticos de países latinos legalizan leyes aberrantes (incluso políticos de centroderecha, y no solo de izquierda), en Paraguay hay un fuerte apoyo hacia los valores que Dios ha enseñado al mundo. Ni las feministas, ni los comunistas tienen poder en Paraguay. Es una tierra en donde el progresismo es repudiado ampliamente, y la libertad es un valor que el pueblo paraguayo respeta y cuida en las elecciones.
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