Cuando hay inmigrantes que son de países Oriente, que son de una religión extremista como la islámica y que encima son mantenidos por el estado, el resultado no puede ser otro que la barbarie, el atentar contra la seguridad nacional y el deterioro social y cultural del país que los recibe.
Los países europeos gozan generalmente de una buena economía, estabilidad financiera, seguridad y una buena calidad de vida. Es por eso que muchas personas deciden emigrar hacia Europa, en busca de un futuro mejor. Sin embargo, el principal reto y problema que enfrenta Europa es la preocupante ola migratoria proveniente de países que no se adaptan a la cultura occidental, como por ejemplo de las naciones orientales (de oriente medio y oriente próximo).
En Francia hubo unas tremendas revueltas porque un policía mató a Nahel, un joven delincuente de 17 años, de ascendencia marroquí y argelina, que conducía sin permiso de conducir, y había cometido varias infracciones de tránsito se negó a parar a los controles viales. Si bien al principio las manifestaciones por ese hecho fueron pacíficas, lo cierto es que el abatimiento del policía al delincuente sirvió como excusa a los terroristas (mayormente africanos), vinculados a grupos terroristas como Antifa y Black Bloc para atacar a todo francés que se les cruce, a los cuales les robaron, como así también bandalizar comercios, templos, edificios públicos y destrozar todo lo que esté en sus caminos.
Inseguridad e inmigración ilegal van de la mano
El problema con los inmigrantes ilegales es que son los causantes de que la inseguridad haya aumentado en países como Francia, Suecia y otros países europeos. De acuerdo a datos de Numbeo, los números de tasa delincuencial de los años 2015 y 2023 son los siguientes:
Tasa de delincuencia del año 2015:
Países | Índice de inseguridad | Índice de seguridad |
Francia | 49.7 | 50.3 |
Suecia | 42.1 | 57.9 |
Noruega | 31.2 | 69.8 |
Finlandia | 29.5 | 71.5 |
Polonia | 33.0 | 67.0 |
Hungría | 41.8 | 59.2 |
Tasa de delincuencia 2023:
Países | Índice de inseguridad | Índice de seguridad |
Francia | 54.6 (+4.9) | 45.4 (-4.9) |
Suecia | 48.1 (+6) | 51.9 (-6) |
Noruega | 32.5 (+1.3) | 67.5 (-1.3) |
Finlandia | 26.5 (+3) | 73.5 (-3) |
Polonia | 29.2 (-4.8) | 70.8 (+4.8) |
Hungría | 33.8 (-8) | 66.2 (+8) |
Estos números mostrados no son casualidad. Los únicos dos países que lograron bajar la tasa de inseguridad son Polonia y sobre todo Hungría, que pudo bajar en unos significantes 8 puntos la inseguridad. Es que ambas naciones son conservadoras, y cuentan con gobiernos muy patriotas que tienen una política de fronteras cerradas para aquellos inmigrantes ilegales de países que no se adaptan a la cultura occidental y cristiana. De hecho, en Hungría pasó de haber 19.083 sirios en 2015, a quedar solo 2.693 en 2020. Algo similar pasó con los afganos (9411 en 2015 a 1816 en 2020), iraquíes (2661 en 2015 a 1465 en 2020) y pakistaníes (3677 en 2015 a 1055 en 2020).
El primer ministro húngaro, Viktor Orban, afirma que la inmigración de personas de estos países es un peligro para las naciones europeas: "Es una amenaza para la civilización. Hemos visto en Europa Occidental que basta cometer una sola vez un error. Donde se instalan los inmigrantes no hay vuelta atrás, nada será como era antes. Tenemos derecho a conservar a Hungría como húngara".
Más allá de lo dicho por Orban, Hungría no es ajena a la falta de natalidad y pérdida de población que sufre Europa Occidental, y para ello lanzó programas de contratación de trabajadores indoneses y vietnamitas, quienes suelen ser muy respetuosos y laboriosos. Orban no es que se oponga a la inmigración, sino que rechaza cualquier tipo de inmigración irrespetuosa, de delincuentes y personas que entren como "refugiadas" de medio oriente, pero que luego salen a delinquir y a no respetar el país occidental que los refugia.
Por la misma línea va Polonia, de la mano de su primer ministro Mateusz Morawiecki y de su presidente Andrzej Duda, quienes históricamente no acobijan a los inmigrantes provenientes de países de medio oriente, y si quieren venir a vivir en Polonia deberán cumplir con los requisitos para obtener una visa que les permita estar legalmente y en regla. Caso contrario, serán deportados hacia su país de origen. Todo esto trae problemas y tensiones de Polonia y Hungría con la Unión Europea, que pide una política de "fronteras abiertas" a migrantes de países de culturas que no se adaptan a Occidente. Sin embargo, no hacen caso a dicho pedido porque los datos respaldan a ambas naciones, que son de las más seguras de Europa.
Video que compartió el primer ministro polaco sobre los problemas de inseguridad que traen los inmigrantes ilegales:
Como si esto fuese poco, en Francia hasta hay zonas rojas de inseguridad, en donde la policía no sale ilesa. Son zonas sensibles, en donde están en guerra con la República y cualquier persona uniformada es considerada enemiga. Incluso, hasta los policías que están fuera de servicio están en peligro. Estas zonas rojas se encuentrano París, Grenoble, Toulouse y Quimper.
La inmigración es un peligro para la seguridad nacional
Los inmigrantes ilegales que llegan a Europa, por lo general provienen de países de África y medio oriente, en donde se criaron bajo una cultura intolerante, que no respeta a las mujeres (les molesta que por ejemplo anden por las calles sin la burka que los Talibanes de Afganistán obligan a usar a las mujeres), a las cuales violentan sin motivo alguno por la calle (y a plena luz del día), o atacan a religiosos cristianos, como a sacerdotes.
Hubo un caso muy resonante en Suecia, en donde un inmigrante adolescente etíope de 15 años raptó a una niña de 9 años que andaba en bicicleta y volvía de la escuela hasta su casa. Sin embargo, se cruzó con este delincuente degenerado etíope que la golpeó en la cabeza, la desnudó y la llevó metros dentro de un bosque para violarla y estrangularla. La ató en un árbol y la dejó allí.
En ese mismo país nórdico, los socialdemócratas hicieron un verdadero desastre con sus políticas de fronteras abiertas para este tipo de inmigrantes, a tal punto que en Estocolmo (ciudad capital de Suecia) se impuso la Ley Sharia. Esta ley es un código de conducta musulmán, el cual es muy extremista. A las mujeres les obligan a utilizar la burka, por ejemplo, que es un vestido que tapa todo el cuerpo.
Es que los inmigrantes de los países orientales no se adaptan a la cultura de Occidente y por ende no respetan los valores fundamentales de la misma, los cuales están basados en la cristiandad y la libertad. Son ellos los que deben adaptarse a la cultura del país, y no el país a la cultura de ellos, ya que los inmigrantes son visitantes en el país que están. Es como si alguien vive en una casa ajena: debe portarse bien, respetar las normas del hogar y no atentar contra ningún conviviente. Son normas sociales que los inmigrantes ilegales de Oriente no están dispuestos a cumplir.
Esto también atenta contra las tradiciones de un país. Al no querer adaptarse, los islámicos, islamistas, musulmanes, yihadistas o hasta incluso árabes, por ejemplo construyen mezquitas en todo el país al que van, y los gobiernos hacen oídos sordos y caen en un buenismo, y secularismo multicultural, bajo un relativismo moral muy peligroso, que atenta contra los valores y tradiciones de cada patria. Cuando una sociedad es mayormente atea, un gobierno es ateo y relativista moral (como pasa en Francia con el socialista de Emmanuel Macrón), venden su patria a las tradiciones de otras culturas, que directamente invaden culturalmente a un país, a los cuales buscan islamizar y quitar todas sus tradiciones y costumbres históricas que lo hacen único y diferencia como país.
En este sentido, los inmigrantes ilegales son una tremenda amenaza para la seguridad nacional del país, porque aumentan la inseguridad, los homicidios, pervierten la cultura y buscan extender el medio oriente a todo país de Europa que siga con esa locura progre de "fronteras abiertas a todos los inmigrantes ilegales", para inmigrantes que no respetan el país. Además, los musulmanes, islamistas, islámicos y yihadistas suelen tener muchos hijos, y mientras los presidentes progres del mundo legalizan leyes de aborto e ideología de género, por cada niño que nace y buscan hacer ateo y emputecerlo, los inmigrantes forman a sus muchos hijos y de este modo invaden países. No es casualidad lo que sucede en Francia, porque hace décadas que vienen con todo esto de abrir las fronteras y no controlar.
Muchos progres dirán: "¿Pero cómo puede ser que culpes a los inmigrantes ilegales de todos los males, si vos siendo argentino sos descendiente de inmigrantes europeos que llegaron a tu país?" Son dos casos muy distintos.
En primer lugar, los inmigrantes europeos que llegaron a Argentina se adaptaron muy bien a la cultura de Occidente, porque ellos compartían mismos valores occidentales de cristianismo y libertad, además de que vinieron a trabajar e hicieron grande a Argentina. Respetaron a rajatabla las tradiciones y costumbres argentinas. Hoy en día, no se va a ver a un hijo de inmigrantes italianos no usar, ni colgar la bandera argentina, ni cantar el himno argentino en fechas patrias. Eso indica que los inmigrantes italianos (y del resto de países europeos) promovieron el amor y el respeto hacia Argentina.
En cambio, los inmigrantes ilegales de Europa, provenientes de países de oriente, con una religión islámica y musulmán, criados en una cultura violenta, machista, que odia la libertad (sobre todo la libertad de culto), no respetan a los países europeos a los que llegan. En muy pocos casos llegan a amar a la patria que los cobija. Aunque no todos los inmigrantes de esos países son delincuentes, violadores, asesinos y/o terroristas, lo cierto es que la mayoría de los delitos son por parte de inmigrantes de dichos países.
Es por estos motivos que en los países europeos, los gobiernos y políticos de derecha y conservadores, saben lo importante que es facilitar los trámites de ciudadanía para los que quieren vivir en Europa, provenientes de países de Occidente, como por ejemplo los latinos que quieren hacer la ciudadanía italiana y quieren escapar del socialismo y decadencia social, cultural y económica que hay en la mayoría de países de Latinoamérica.
Giorgia Meloni y sus aliados son fieles defensores del derecho a que una persona pueda hacer la ciudadanía italiana Iuri Sanguinis, por tener antepasados italianos. Mientras que los "buenistas" de izquierda, que aman las fronteras abiertas para los orientales, pretenden imponer el Iuri Solis, que directamente elimina ese derecho ancestral. Básicamente, la izquierda vende la soberanía de las naciones a los de Oriente, todo orquestado por la Agenda 2030 globalista, que pretende atentar contra las tradiciones, costumbres y soberanía de cada país, a los cuales pretende islamizar y eliminar al cristianismo, que es el bastión de la libertad del mundo.
Lo peor es que los gobiernos progresistas fomentan la inmigración de países orientales, y de hecho a los inmigrantes de estos países les dan suculentos planes sociales, para tenerlos de rehén de un clientelismo político que luego se traduce en votos y la ampliación de esta política de "brazos abiertos" a inmigrantes que no suelen adaptarse a la cultura occidental. De hecho, quien fogonea estos disturbios en Francia es el comunista Jean Luc Mélenchon, quién ha dicho: "Son los pobres los que se están levantando". Y la realidad es que no son pobres, sino terroristas. Los pobres están aterrados porque ni siquiera pueden salir de sus casas tranquilos.
Batalla cultural entre el modelo patriota y la Agenda 2030
La realidad es que Europa Occidental se enfrenta actualmente a una guerra cultural entre tres modelos:
Modelo cultural cristiano, que reivindica las tradiciones europeas (es a lo que el progresismo llama "extrema derecha").
Modelo cultural globalista de la izquierda y su relativismo identitario, que reivindica el multiculturalismo (promovido por la Agenda 2030 a la que adhieren los gobiernos y políticos globalistas).
-Modelo cultural islámico (que pretende llegar a Europa con la cooperación del modelo cultural globalista de la izquierda).
El modelo que defiende la derecha se enmarca en las tradiciones y costumbres históricas de cada nación (lo que hace distinto y único a cada país). Se enfrenta al modelo globalista de la izquierda, que se fermentó en el mundo anglosajón y se impuso bastante en Occidente, que actualmente se alía y responde a los intereses del modelo islámico (históricamente árabe y oriental).
El modelo globalista, basado en el relativismo moral, apoya y promueve al islámico porque el gran objetivo globalista de la Agenda 2030 es destruír por completo los modelos tradicionales europeos, y con la islamización de Europa, eso se ve posible.
Es por eso que en los medios de comunicación masivos de todo el mundo, se busca dejar mal parados a los gobiernos conservadores de derecha, que defienden el modelo cultural cristiano y tradicional de Europa, que es el bastión de la libertad y del sano progreso en Occidente. Jefes de estado como Giorgia Meloni (Italia), Viktor Orban (Hungría), Mateusz Morawiecki (Polonia), y partidos políticos como Vox (España), dan una tremenda batalla cultural para proteger a sus naciones del monstruo del globalismo, que quiere acabar con la soberanía de los países europeos y destruírlo
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