En un escenario de empate virtual de tres tercios, el que tiene un poco más de ventaja es Milei, aunque sus acercamientos a sindicalistas peronistas como Barrionuevo le pueden hacer perder votos que vayan a Bullrich, que puede dar el golpe en la mesa. Massa no se resigna a quedar sin ballotage.
Este domingo 22 de octubre se llevarán a cabo las elecciones presidenciales generales de Argentina. Una elección que definirá el futuro del país, que está sumergido en una grave crisis económica, social y cultural, y los argentinos elegirán con esos temas muy en cuenta.
El principal candidato a ganar las elecciones presidenciales es Javier Milei, el candidato de La Libertad Avanza, quién con su discurso de intentar dolarizar la economía argentina, caló hondo en sus compatriotas, ya que el peso argentino está realmente muy devaluado y la mayoría de argentinos ya no puede verlo. El peso es un papel sin valor, y como Milei pretende dolarizar, entonces tiene las de ganar con un voto de bolsillo.
El hecho de que Milei quiera dolarizar, hace que sus votantes pasen por alto y/o le perdonen que en sus listas metió algunos políticos (que nada tienen que ver con el liberalismo) como lo son algunos que provienen del massismo y el resto del kirchnerismo, además de las alianzas ya conocida con sindicalistas peronistas como Luis Barrionuevo (UTHGRA) y Gerardo Martínez (UOCRA), que viven desde hace décadas del estado.
También se pasan por alto sus reculaciones respecto a las reformas liberales como dolarización, sistema de vouchers en educación, reducción de planes sociales, entre algunos temas económicos principales en los que Milei reculó públicamente.
A pesar de eso, es probable que el libertario no baje del 30% de votos el próximo domingo, y hasta tal vez gane en primera vuelta, como un mensaje de hartazgo a los dos partidos políticos tradicionales que conforman el kirchnerismo y Juntos Por El Cambio.
Es que un importante sector de argentinos, han demostrado que a lo largo de la historia eligen votar soluciones mágicas, en donde un líder político mesiánico los salva de toda la crisis. Y ese voto populista hoy en día lo capta Milei, porque no es casualidad que en varias provincias peronistas como Salta, Tucumán y La Rioja el mileísmo haya vencido al kirchnerismo en las PASO.
La otra competidora es Patricia Bullrich, la candidata de centroderecha de Juntos Por El Cambio. Tal vez la más sensata de los tres que tienen chances presidenciales. La que no propone populismo, pero que lamentablemente no tiene el carisma suficiente para convencer a los argentinos de que debe haber un cambio de rumbo con orden y mano dura contra la delincuencia y extorsionadores del estado como los sindicalistas.
A eso se le suma el gobierno difícil que tuvo Mauricio Macri desde fines de 2015 hasta diciembre de 2019, que genera aún más desconfianza en la gente de que ella pueda generar el cambio que tanto desean los argentinos. Sin embargo, el hecho de que Milei haya pactado públicamente con personas que son casta política (y hasta admitió en el debate presidencial que pactó con casta política), puede hacerle ganar votos, ya que Bullrich es la única de los tres que tiene el discurso de ir contra la corrupción peronista y kirchnerista.
Además de que el hecho de que Mauricio Macri haga campaña a favor de ella, haría atraer el voto de los macristas, de esos que por ejemplo llenaron el Obelisco en 2019, en la Marcha del Millón que hizo el equipo de campana de Macri en ese entonces. Con el apoyo público de Macri, buscan recuperar parte de ese voto que se fue a Milei.
Por último, se encuentra, Sergio Massa, el actual ministro de economía kirchnerista, que increíblemente tiene chances de pelear al menos por un lugar en un presunto ballotage presidencial. Massa representa a la corrupción, empobrecimiento y cinismo al que el kirchnerismo ha sometido a los argentinos en estos últimos cuatro años.
Es el mismo que promete mejorar la economía, cuando es uno de los peores ministros de economía de la historia argentina. Y a todo eso, los argentinos ya no lo soportan, y Massa es significante de la palabra mentiroso. Sin embargo, al representar al peronismo, entonces cuenta con un importante caudal de votos, que por lo menos no bajará del 25%.
Ninguno de los candidatos bajará del 25%, en el peor de los casos. Estas son unas elecciones impredecibles, en donde el resultado es incierto, más allá de que las imprecisas encuestadoras quieran hacer creer que Milei puede ganar en primera vuelta o que ya hay un ballotage entre Milei y Massa.
Cualquiera puede ser primero, segundo o tercero en este domingo. Pero hay algo cierto: gane quién gane, a Argentina le esperará un futuro complicado.
Gobernabilidad y consecuencias
Si gana Javier Milei, probablemente al no tener ni un solo gobernador y pocos legisladores nacionales, no podrá llevar a cabo las reformas que la gente que lo vota cree que va a hacer. Es que Milei se enemistó con un gran sector de los votantes macristas y antikirchneristas, y también tiene de enemigo ideológico a los kirchneristas, por lo que más de un 50% de la sociedad no lo apoya, así una parte de ese 50% le diera el voto en un presunto ballotage.
De hecho, el kirchnerismo se lo comería crudo, por lo que puede ser fácilmente derrocado, si a eso se suma que los argentinos son impacientes y quieren cambios rápidos. A Fernando De La Rúa le pasó algo similar, por tener pocos legisladores, e incluso al presidente ecuatoriano, Guillermo Lasso, le pasó lo mismo y ambos mencionados fueron derrocados.
Ahora, si la que triunfa es Patricia Bullrich, tendrá un futuro complejo. Tanto mileístas como kirchneristas, pactarán para sacarla del poder lo antes posible. Aunque Bullrich prevee eso y avisa que si en las calles los sindicalistas y militantes kirchneristas y peronistas intentan hacer revueltas, se encontrarán con todo el peso de la ley y las fuerzas de seguridad reprimirán a los violentos. Aunque hay algo a favor de Bullrich, es que Juntos Por El Cambio ya tiene más de una decena de gobernadores provinciales y podría hasta tener mayoría en ambas cámaras (diputados y senadores nacionales) para tener gobernabilidad sin tener que pactar con otras fuerzas políticas.
Mientras que si llega a ganar Sergio Massa, el país seguirá en una senda aún peor de la que atraviesa ahora, y Argentina correría serios riesgos de terminar en la pobreza e inflación a la que está sometida la Venezuela del dictador chavista, Nicolás Maduro. Habría un exilio gigante de argentinos al exterior. Sin embargo, es poco probable que se de esto, ya que Massa no es visto con buenos ojos, y en cualquier escenario de segunda vuelta, probablemente pierda.
Más allá de los análisis que se puedan hacer, y las conjeturas que se puedan sacar, lo cierto es que los argentinos tienen en sus manos lo que van a decidir el próximo domingo en las urnas.
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