Además la ex presidente y actual vicepresidente socialista no podrá ejercer nunca más un cargo público, por ser encontrada culpable de cometer actos de corrupción contra el pueblo argentino.
Este martes por la tarde, la República Argentina tuvo por fin un poco de justicia y se marcó un precedente contra la corrupción política, que tan normalizada y aceptada estaba en una parte de la sociedad.
El Tribunal Oral en lo Criminal Federal de CABA N°2 condenó a la ex presidente y actual vicepresidente de Argentina, Cristina Fernández de Kirchner, a una pena de 6 años de prisión y la inhabilitación perpetua para poder ejercer cargos públicos.
Cómo si esto fuese poco, los jueces hicieron lugar al pedido popular de quienes se oponen a la corrupción política, y Cristina Kirchner deberá devolver (cuando la sentencia quede firme, tras superar otras instancias judiciales de Casación y Corte Suprema) un total de 84.835.227.378, 04 pesos, dinero que se comprobó que ella misma robó al pueblo argentino en la causa vialidad, en la cual cometió actos de corrupción en la concesión de obras públicas en la provincia de Santa Cruz.
Más allá de lo mencionado anteriormente, cabe destacar que Cristina Kirchner dijo públicamente, tras conocerse el veredicto de la justicia, que no se postulará para ningún cargo político en las próximas elecciones, y no irá a prisión inmediatamente porque ella cuenta con fueros parlamentarios, producto de su puesto como vicepresidente de Argentina.
Sin embargo, cuando el 10 de diciembre de 2023 cumpla su mandato, podría ir a prisión, aunque podría apelar en todas las instancias y eso podría tardar entre 1 y 3 años para que la socialista vaya presa. Como ya superaría los 70 años de edad, posiblemente le den prisión domiciliaria.
La pena quedó corta e incluso el fiscal Diego Luciani (quién se hizo cargo de esta causa) apelará el fallo y pedirá que la ex presidente vaya presa con 12 años de prisión y se la catalogue como una asociación ilícita.
A pesar de esto, lo positivo es que la justicia argentina no dejó impune a la presidente más corrupta de la historia argentina y marca un precedente para que en el futuro nunca más se vuelva a repetir una presidencia que robe a los argentinos y empobrezca al país de semejante manera.
No se trata de izquierda o derecha, sino que no haya nunca más un corrupto que gobierne. Porque si bien se podría decir que el kirchnerismo murió políticamente, lo cierto es que si Cristina Kirchner hubiese quedado impune, cualquier otro político podría ser tan o más corrupto que ella, y eso no debe repetirse.
De todos modos, casualidad o no, los presidentes que fueron condenados y presos en América Latina son principalmente los impulsores del socialismo del siglo XXI (admiradores del genocida Ernesto "Che" Guevara, Fidel Castro y de Hugo Chávez). Amigos y socios de Cristina Kirchner como el ecuatoriano Rafael Correa (quién se encuentra prófugo de la justicia en Bélgica), el brasilero Lula da Silva (absuelto por un juez amigo de el), el peruano Ollanta Humala, y sin olvidar el fraude electoral cometido por el boliviano Evo Morales (quién se tuvo que refugiar en Argentina), todos corruptos, cortados por la misma tijera de enrriquecerse a costa del estado y empobrecer a sus naciones.
Todos ellos se llenan la boca con la palabra "pueblo", pero son unos corruptos que odian a los pueblos, y les roban descaradamente. Con los casi 85 millones de pesos que robó el kirchnerismo, podrían haber salido muchísimos argentinos de la pobreza. Eso no es amor. Robar no es amor. Robar es odio. Nunca se roba a quién se ama.
Pero en Argentina hay un gobierno tan sin vergüenza, que el presidente Alberto Fernández apoyó a la corrupta de su vicepresidente y avisó que no le va a pedir la renuncia, encima de que los senadores kirchneristas por supuesto no van a votar para quitarles los fueros parlamentarios a su jefa política.
Lo cierto es que el kirchnerismo desaparece lentamente de la política argentina, y una Argentina sin kirchnerismo va a ser un país que seguramente va a prosperar, más si se tiene en cuenta que los partidos de centroderecha y derecha son conscientes de que no quedarán impunes si roban y de que la economía debe ser abierta al mundo. Viva la patria Argentina.
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