El trabajo que ha realizado Marcelo Gallardo en River es digno de admirar, porque demuestra que con humildad, los proyectos a largo plazo que se encaran seriamente rinden frutos. Una inspiración para muchos.
El pasado domingo, el entrenador de River Plate, Marcelo Gallardo, tuvo su despedida en el estadio Monumental, bajo una multitud superior a 70.000 hinchas. Es que el Muñeco Gallardo no continuará como director técnico del club en el año 2023, lo cual es una pena para el fútbol y también para el país.
La noticia que dio el entrenador más influyente de la historia del fútbol argentino impactó tristemente en los hinchas de River y también en varios futboleros, que admiran su trabajo y sus logros como director técnico.
Es que el lamento por esta decisión de Gallardo tiene que ver porque el fútbol argentino, y también el país, pierden de órbita a un ejemplo para la sociedad. En una nación en la que no se tiene paciencia a casi nada, ni a nadie, el Muñeco Gallardo se ganó el respeto de casi todos los argentinos, salvo algunas excepciones.
Si bien es cierto que los buenos resultados al principio de su carrera como entrenador de River hicieron que gane respaldo, lo cierto es que ningún proyecto puede mantenerse sin convicción, ideas, seriedad y sin un trabajo grande y comprometido. No por casualidad fue campeón 14 veces.
En una sociedad en donde reina el cortoplazismo, en todos los aspectos de la vida (como por ejemplo en la política y en las relaciones de pareja), el Muñeco Gallardo pudo sostenerse como director técnico de River durante 8 años y 6 meses, y lo hizo en un club gigante, como reemplazo de Ramón Díaz (quien hasta junio de 2014 el mejor y más ganador entrenador de la historia de River).
Marcelo Gallardo era el primero en llegar a cada entrenamiento y el último en irse a su casa. Desde que empezó a ser entrenador de River, a los 38 años, hasta los 46 que tiene en la actualidad, siempre solía entrar a los lugares de entrenamiento (el predio River Camp o el estadio Monumental) a las 7 a.m. de la mañana y salía casi siempre a las 7 p.m., a pesar de que las prácticas duraban alrededor de tres horas a la mañana (generalmente de 9 a 12 a.m.).
River con Gallardo fue un club modelo en el fútbol argentino. El Muñeco no solo estaba pendiente de lo que hacía el plantel profesional de primera división, sino que también observaba habitualmente a los juveniles de las divisiones inferiores del club. De hecho, pidió hacer el River Camp (un predio deportivo de nivel europeo y top en Latinoamérica), para que los futbolistas puedan entrenar con mucha calidad.
Gallardo se ganó el respeto de los hinchas de River y del fútbol mundial, por su forma de trabajar, por los valores humanos que inculcó a sus jugadores e incluso a los aficionados (como por ejemplo transmitir el hecho de tener humildad en las derrotas y en las victorias).
El mismo ha dicho que se ha sentido más orgulloso en las derrotas que en las victorias. Tuvo muchas muestras de hidalguía. Una de ellas fue cuando Gallardo hizo que sus futbolistas se queden a ver cómo premiaban a Flamengo de Brasil, luego de la final de la Copa Conmebol Libertadores 2019. Mientras que la mayoría de equipos no ven a su rival coronarse en la premiación de una copa.
Tampoco maltrató a ninguno de sus futbolistas públicamente. Todavía queda muy fresco cuando dijo "Serenidad", luego de perder un Superclásico ante Boca en el primer semestre de este año, después de que un periodista quiso que Gallardo critique a Leandro González Pires por un error que le costó un gol en contra a River.
"Yo defiendo a mis jugadores, y en el error y cuando perdemos un partido más todavía, porque estoy seguro y convencido de lo que hacemos", declaraba Gallardo.
También dijo en esa misma conferencia de prensa, post derrota ante el Xeneize: "Se puede perder un partido, un clásico que es importante, pero no por eso perdemos una identidad. No por eso me voy a confundir y creer que todo está mal (...) se puede perder un partido pero no las ideas y el convencimiento, y mis jugadores tampoco lo van a perder".
Si bien Gallardo ganó mucho, también perdió más campeonatos y copas de las que ganó (cómo les pasa a casi todos los clubes, por no decir todos en el mundo). Cuando Gallardo pasaba momentos difíciles con River, en donde el equipo no jugaba bien, los hinchas seguían tranquilos porque sabían que tarde o temprano el juego mejoraría.
Aún en el año más flojo de la era Gallardo, el actual 2022, los hinchas de River querían que siga, por el respeto que Gallardo se ganó, a base de trabajo, mérito, esfuerzo, ideas y convencimiento de proyecto de club. Siempre dio la tranquilidad de que el equipo estaba en buenas manos, si el era el director técnico.
No es por nada que sus futbolistas entrenados se ponían a llorar desconsoladamente cuando los hinchas de River lo despedían en el Monumental. No por nada Carlos Tévez (muy identificado con Boca y vencido por Gallardo en la final de la Copa Conmebol Libertadores 2018) lo abrazó y le dijo que era el mejor entrenador de todos.
Ningún jugador que fue dirigido por Gallardo habló mal de el. Todos hablan maravillas del Muñeco. Es que el siempre los cuidó, defendió y los hizo crecer. El fue como un padre para muchos de ellos. No solo se ocupaba de la parte futbolística, sino también de la parte humana. Siempre estuvo para apoyarlos en todo momento, se ocupaba de ellos y se importaba por el aspecto humano de cada dirigido.
Fernando Cavenaghi, jugador retirado e ídolo de River, confesó lo siguiente en A Puro Fútbol, en 2020: "Marcelo me alentó y me ayudó mucho cuando estaba por tirar la toalla. Me ayudó a no quedarme tirado en la cama y después me dio la posibilidad de vivir momentos gloriosos, como jugar en la semifinal de la Sudamericana contra Boca y ser titular en la final de la Libertadores, que era mi sueño máximo. Además, ese era mi último partido".
Como si fuese poco, una buena parte de los futbolistas entrenados por Gallardo fueron vendidos a grandes ligas y/o jugaron en seleccionados nacionales. Potenció muchísimos jugadores. Por ejemplo, Franco Armani, Julián Álvarez, Gonzalo Montiel, Germán Pezzella, Exequiel Palacios, Lucas Martínez Quarta, Guido Rodríguez y Enzo Fernández son algunos de los que fueron entrenados por Gallardo y que juegan en la Selección Argentina.
Tampoco hay que olvidar cuando ocurrió el episodio lamentable de los piedrazos al micro de Boca Juniors, que terminó con Pablo Pérez (capitán Xeneize) herido en un ojo. Desde el primer momento, Gallardo pidió que River no juegue bajo esas condiciones, para no sacar ventaja ante su rival. Siempre se solidarizó con sus adversarios, de forma muy honesta.
Otra cosa buena de Gallardo, que casi nadie sabe, es que el Muñeco era humilde incluso con los periodistas que iban a cubrir a River. Cada vez que daba su última conferencia de prensa cada año, el invitaba a los informantes a compartir un momento con el, de distensión y recreación. Por ejemplo, en diciembre de 2017, invitó a los periodistas a comer un asado en el River Camp, con postre incluido, en donde hablaba con ellos de fútbol, de la vida y hacía un brindis. Respetaba incluso a quienes más lo criticaban. Trataba de igual forma a los periodistas más novatos y a los más experimentados.
Discurso de Gallardo en su despedida:
Dicho todo lo anterior, Marcelo Gallardo da a la sociedad argentina un gran ejemplo de trabajo, de constancia, de respeto, de humildad, de hidalguía y caballerosidad. Nunca utilizó la famosa "viveza criolla", con la que varios argentinos se identifican (que es básicamente hacer trampa para conseguir y lograr algo), para ganar y ser exitoso.
Gallardo es sin dudas un hombre muy inspirador para cualquier niño, joven, e incluso para los adultos. Si Argentina tuviera funcionarios públicos y gobernantes, que tengan los principios de Gallardo, el país crecería muchísimo y saldría de la decadencia. Argentina tiene una crisis de valores, que debe ser sanada, desde las familias hasta los políticos.
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