La dolarización de la economía traería consigo una inmediata y fuerte baja de la inflación anual. Sería una solución efectiva, avalada por el éxito de estabilidad económica que tuvieron todos los países que adoptaron al dólar como su moneda oficial.
En estos últimos días se debate en Argentina sobre si se debería o no dolarizar la economía, es decir, si se debería adoptar al dólar estadounidense como moneda oficial en lugar del peso. La realidad es que el peso argentino está muy devaluado, y de seguir por este camino, 1 dólar no tardará en valer 500 pesos (y subir muchísimo más), y con ello llevar a una hiperinflación que traería consigo misma un terrible aumento de pobreza, devaluación de sueldos y una situación al estilo la Venezuela chavista de Nicolás Maduro, en la que el peso argentino no valga para comprar casi nada.
La realidad es que si Argentina dolarizara su economía, la inflación interanual de 104% bajaría rápidamente hasta llegar a una inflación de 1 dígito como inflación muy alta. Esto no es un dato tirado al azar, sino que es la realidad que han vivido los países que han adoptado al dólar como su moneda oficial, como por ejemplo Ecuador, Panamá y El Salvador. En los tres casos, los países pudieron solucionar por completo el problema de la inflación y tener una gran estabilidad económica, es decir, que los precios aumentan muy poco o nada en el lapso de un año calendario.
Todo esto se da en un marco en el que esos países no pueden emitir dinero, como si pasa en Argentina y Venezuela por ejemplo. La emisión monetaria genera inflación, porque la moneda emitida se devalúa al emitirse sin respaldo. Entonces cuando hay devaluación, más aumenta la inflación porque hay mas monedas en circulación y los precios están dolarizados (aunque se pagan en monedas nacionales del pais correspondiente). Al haber inflación, hay más pobreza porque no suben los sueldos (ni vencen a la inflación). El dólar les quita a los Presidentes socialistas esa capacidad de emitir moneda para regalar dinero, y robar al pueblo con el impuesto inflacionario, como por ejemplo hace el kirchnerismo para ganar votantes.
Un ejemplo es el caso de Ecuador. El país sudamericano adoptó la dolarización en el año 2000, luego de una fuertísima e inviable devaluación del Sucre (su moneda nacional hasta ese entonces). Un dólar estadounidense pasó de valer 1100 sucres en el año 1991 a 11.786 en 1999. Entonces el ex-presidente Jamil Mahuad, tomó la decisión de dolarizar, en un marco en dónde la inflación del año 2000 fue del 96,09%. Según datos del Banco Central de Ecuador, el PBI a precios constantes se expandió un 99,8%, y la renta per cápita creció un 39%, entre los años 2000 y 2022 (cuando antes de la dolarización, entre los años 1980 y 1999 solo creció un 2,41%).
En consecución con los datos relevados por el Banco Central de Ecuador, el sueldo medio en dicho país era de apenas 41 dólares en 1999 y luego de la dolarización ascendió a 57 dólares en el año 2000. Este índice creció paulatinamente, a tal punto que en la actualidad Ecuador cuenta con el cuarto salario promedio mensual más alto de la región (solo detrás de Panamá [país dolarizado], Chile y Perú), con 810 dólares por mes, de acuerdo a datos relevados por el informe regional de Jobint.
En el caso de Chile y Perú, superan a Ecuador porque son naciones que siguieron políticas de apertura económica y disciplina fiscal, en las últimas décadas, cosa que Ecuador no hizo, sobre todo en los 10 años de gobierno del socialista chavista Rafael Correa, quién tuvo una enorme irresponsabilidad fiscal y endeudó a su país en un 45% del PBI. Es por eso que no hay que confundirse con que la dolarización sea una solución completa para la economía, sino que arregla el problema de la inflación, pero no la macroeconomía, la cuál depende pura y exclusivamente de los gobiernos que estén de turno. Si un país dolarizado es ordenado fiscalmente y tiene una economía de libre comercio, puede llegar a crecer muchísimo.
Otro motivo para la dolarización es que se pondrían en circulación buena parte de los dólares que los argentinos tienen fuera de los bancos. Según datos del INDEC, al cierre del año 2022 son 261.490 millones de dólares que los argentinos tienen fuera del sistema (lo que los socialistas llaman "fuga de capitales" [lo que es entendido como los dólares que los argentinos no ponen en los bancos y por ejemplo guardan en sus casas, o los que tienen dinero deciden guardar en bancos más confiables]) y eso haría crecer la economía argentina. Esto se daría de una manera paulatina y no de golpe, al transicionarse de un sistema económico pesificado a otro dolarizado, pero a largo plazo sin dudas que será mejor para la economía.
Es que los argentinos ya eligieron al dólar como su moneda predilecta, ya que las casas y los vehículos se venden y se compran en dólares. Ya casi nadie va a elegir vender una casa en pesos, a sabiendas de que la inflación evaporará ese dinero en poco tiempo. Ya el peso no tiene valor alguno y los argentinos lo saben.
Sin embargo, hay detractores de la dolarización, especialmente políticos y militantes políticos que "apoyan" al peso argentino, y no quieren dolarizar por motivos de conveniencia (aunque hipócritamente muchos de ellos ahorren con cuentas de ahorro en dólares y guarden su dinero en el exterior). De este modo, atemorizan a personas que desconocen las consecuencias de la dolarización. En los países que se dolarizó la economía, antes de que se dolarice había mucho temor porque los socialistas decían que eso significaría que un país "pierde soberania", "los sueldos se devaluan" y el dolar "hara mas pobres a las personas".
Sin embargo, hay que remitirse a los hechos y a la realidad. Por ejemplo, casi ningún ecuatoriano (ni siquiera los de izquierda) quiere que se desdolarice la economía de su país, sobre todo porque no confían en los políticos y el dólar es una protección a la devaluación, y evita que la economía ecuatoriana se vaya a la deriba.
Los kirchneristas y algunos políticos de otros partidos hacen lobby contra la desdolarización porque necesitan de la máquina de imprimir billetes para robarles a los argentinos con la inflación y la devaluación de sus sueldos, y seguir con la promoción de dádivas que hacen a las personas dependientes del estado. Realmente emitir pesos es una locura económica que puede llevar a Argentina a ser el país más pobre del continente, y eso no debería ser así porque Argentina es un país con muchísimos recursos para salir adelante.
Comments