En el segundo debate presidencial, la candidata de Juntos Por El Cambio se mostró mejor y dejó en evidencia la corrupción de sus rivales.

Este domingo por la noche se llevó a cabo el segundo debate presidencial en la Facultad de derecho de la Universidad de Buenos Aires. Los protagonistas fueron los candidatos: Patricia Bullrich (Juntos Por El Cambio), Javier Milei (La Libertad Avanza), Sergio Massa (Unión por la Patria), Juan Schiaretti (Hacemos por Argentina) y Myriam Bregman (Frente de Izquierda y de los Trabajadores). Todos ellos, debieron expresar sus pareceres, propuestas y aclarar dudas.
Si bien este formato de debate presidencial no es bueno, porque no permite en menos de dos minutos que los candidatos presidenciales puedan profundizar en sus propuestas de campaña (y que además se presta para las chicanas y ataques con preguntas, repreguntas y derechos a réplicaa), lo cierto es que Patricia Bullrich fue la más destacada en un debate que la mostró más sólida que en el anterior.
Bullrich estuvo muy bien en el tema de seguridad, ya que ella mostró su capacidad en ese rubro, con un fuerte apoyo a las fuerzas de seguridad y que va a dar una dura batalla contra la delincuencia y el narcotráfico en la ciudad de Rosario (una de las diez más peligrosas del mundo, según el portal Numbeo). Además, la candidata presidencial de Juntos Por El Cambio no hizo dichos polémicos que la dejen mal parada, y arremetió con fuerza ante sus dos máximos rivales: el kirchnerista Sergio Massa y el liberal Javier Milei.
A Massa lo vapuleó y expuso discursivamente con los actos de corrupción del gobierno kirchnerista, sobre todo con el acto de corrupción de Martín Insaurralde, importante dirigente del kirchnerismo, quién fue visto en un lujoso yate y en Europa con dinero del estado, con una aparente prostituta, sumado a los bolsos de José López, por ejemplo, entre tantos casos de corrupción kirchnerista. Obviamente, Massa no salió airoso de eso, ni tampoco cuando Bullrich le preguntó sobre economía, ya que la gestión como ministro de economía de Sergio Massa es totalmente pésima (con 60% de pobreza, tres dígitos de inflación y un dólar que está por valer 1000 pesos).
Mientras que a Milei lo dejó en evidencia con la pregunta que le hizo sobre la casta política, lo cual hundió al candidato liberal que supuestamente venía a terminar con los privilegios de la casta política, con la cual prometía en un principio no negociar, y parecer que cambió por mera conveniencia política y poder aspirar a la presidencia de la nación argentina. Bullrich le preguntó a Milei sobre cómo va a cambiar las cosas, si en sus listas hay muchos massistas, kirchneristas y peronistas rancios, además de juntarse con sindicalistas como Luis Barrionuevo que viven del estado hace muchas décadas y son conocidos por hacer paros generales y extorsionar a sus afiliados.

A esa pregunta, Milei respondió con un: "Vos también tenés casta en tu partido", lo que no hace más que afirmar que el propio Milei reconoció haber pactado con Sergio Massa un acuerdo para derrotar a Bullrich (a quien pasó de elogiar a tratar de Montonera tira bombas, y que por esas difamaciones tiene una denuncia penal en su contra). Si Milei venía a ser distinto y un 30% de argentinos lo votó por parecer diferente al resto de la clase política, tira por la borda ese discurso de lo "nuevo" en la política y anticorrupción.
El item de la lucha contra la corrupción lo coptó Patricia Bullrich, que en el debate fue la que más hincapié hizo para luchar contra la corrupción política, algo por lo que el macrismo ganó en 2015 y volvió a ganar en las elecciones legislativas de 2021. Ni siquiera Milei nombró a Insaurralde, ni mostró indignación por los graves actos de corrupción del ex-intendente de Lomas de Zamora. Otro error gravísimo del libertario.
Por otra parte, Bullrich también tuvo su parte floja cuando habló de economía, ya que no fue clara en varios puntos. Sin embargo, ha dicho que es importante terminar con el deficit fiscal, dejar de emitir pesos que generan inflación, y que debe haber orden en las cuentas. Mientras que en la pregunta que Milei le hizo sobre Carlos Melconian y su reunión con Sergio Massa hace mucho tiempo (mientras Milei directamente se da la mano con Massa y se llevan muy bien, al parecer son amigos), ella trató de esquivarla. Es que cabe resaltar que Melconian se ha juntado a charlar con todos los espacios políticos principales, en su condición de economista independiente. Pero finalmente eligió la propuesta de ser el ministro de economía de Bullrich, en caso de que ella gane la presidencia.
En el caso de Milei, dijo algunas cosaas coherentes en economía y dejó en ridículo la propuesta de campaña de Myriam Bregman que pretende "generar" 1.200.000 puestos de trabajo, y obligar a las empresas que contraten empleados que trabajen enuna jornada laboral de seis horas, repartidas entre ocupados y desocupados, y que cada trabajador pueda cobrar no menos de un salario que le permita llegar a la canasta básica, lo cual es absurdo. Milei, directamente la retó a que ella ponga jornada laboral de una hora y así todos los argentinos tienen trabajo. Pero eso sí: las empresas todas quebradas y la pobreza extrema sería total. En ese sentido, Milei se destacó.
Más allá de que en su condición de economista pueda responder y desarrollar bien algunas ideas de economía, lo cierto es que Milei reculó mucho en sus propuestas y votó a favor del déficit fiscal (en la última votación de la cámara de diputados nacionales, en donde apoyó la quita del IVA para dos millones de argentinos, pero que al mismo tiempo no va acompañada de la reducción del gasto público, por lo que habría un agujero fiscal que dañaría la economía argentina aún más), como por ejemplo con la de la venta libre de armas, en donde el en un principio propuso liberarla, pero ahora se desdice y solo se limita a decir que se debe respetar la ley actual y hacerla cumplir, la cual no representa la libre portación de armas. Al igual que la venta de órganos (lo cual es un disparate) y no supo despegarse de ello.
Además, el candidato de La Libertad Avanza hizo muchos gestos con la cara, en forma de burla (sobre todo a Patricia Bullrich y casi nada a Sergio Massa, con quien supuestamente debería polarizar), que pueden caer de diferentes maneras en el público, aunque probablemente caiga mal ya que Argentina necesita de seriedad presidencial para intentar resolver todas las crisis que atraviesa. Todas las pifias de Milei en el debate le pueden sacar puntos claves que hasta pueden dejarlo afuera de un eventual ballotage, ya que la elección presidencial fue casi que un empate técnico entre las fuerzas de La Libertad Avanza (30%), Juntos Por El Cambio (29%) y Unión Por La Patria (28%), por lo que puede cambiar todo.
Mientras que por el lado de Sergio Massa, intentó mostrar una imagen moderada y seria pero que al mismo tiempo no es creíble por el mero hecho de la pésima gestión que hace como ministro de economía argentino.
En tanto que Myriam Bregman estuvo muy mal, y en un forma repudiable avaló el ataque terrorista de Hamas a Israel, en donde casi 1000 personas perdieron la vida (a comparación del resto de sus rivales), además de un debate en el que si bien mandó al frente a Massa con Milei por un posible acuerdo entre ellos, no estuvo del todo sólida.
Por último, Juan Schiaretti no logró desentonar en el debate y trató de apelar a su figura de persona nacida en el interior del país, y único candidato presidencial actual con esa condición, por lo que trató de tocar esa fibra y especialmente la de los cordobeses de quienes busca el voto para intentar ganar la provincia que supo gobernar.
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